Amo como se estila o amo como lo siento? El amor y las formas de amar, han sido temas y cuestiones, seguramente en todas las épocas: Cómo se ama, cómo se estila o debe amarse, cómo se usa, cómo se espera… Las culturas, los modos vigentes, las religiones, lo jurídico, los modelos y mandatos familiares, y tantas otras influencias, han delineado las formas y han teñido cuando no signado, los desarrollos vinculares. Hubo tiempos de monarquías, de Romeos y Julietas, tiempos de amores griegos, de anorexias y tragedias, de pedidos de mano y patrimonios para ostentar, (“buen partido”) y carrozas florales. Hoy escuchamos: “Lo bloquié (sic), me clavó el visto, me dejó plantada, la vi con otro”. Y ya. Todo cambia dice la canción. Pero no cambia que hay modos y estilos vigentes, circulantes, admitidos, asumidos… pero que no son propios . Y a esto quería llegar: El amor (o los amores, porque cada uno y cual es diferente, aunque sigamos en singular) es sentimiento y pasión, producto y c
Incertidumbre y sufrimiento en estos tiempos... ¿Qué podemos hacer? Seres sensibles, vulnerables… así somos, así estamos. Tiempos de novedades, inesperados , por los que somos atravesados y a la vez generamos y transcurrimos… así es hoy. Tal vez no sea nuevo, pero si es de novedades y novedoso, intenso, en sus ingredientes y avatares. La nueva velocidad, la tecnología, el auge de las drogas, la amenaza ecológica, la inteligencia artificial, la pandemia, se agregaron a las guerras, la desigualdad y la tensiones “naturales” de la lucha por el poder. La sociedad “líquida”, flexibilizó los códigos, los acuerdos, las presuntas seguridades y todo cambia y puede cambiar… y sorprender de nuevo. Tiempo disruptivo, escándalo, fuera de marco y concepto, de incomodidad, de individualismo, de disloque. La capacidad cerebral y cognitiva de adaptación, es desafiada una y otra vez, y el insomnio, el stress, y la ansiedad, que pueden cambiar de nombres y enunciados, se padecen como