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Mostrando las entradas de mayo, 2019

La asistencia del “niño interior”.

El niño interior, aquel aspecto emocional, sensible, vulnerable y trascedente de nuestro ser, es universal. Se manifiesta con palabras sencillas y comprensibles para cualquiera: Tengo miedo, te quiero, me siento solo, estoy feliz… Aceptada y registrada, la existencia de este niño en nuestro ser, observamos que frecuentemente lo situamos en el centro de nuestro pecho y nos permite responder con ese registro, a la pregunta: ¿Qué sentís? Así nos reconocemos carentes, necesitados, vulnerables y hambrientos de dos necesidades esenciales y permanentes: Necesitamos afecto y valoración. Yo. Tu, ella...los chinos, romanos y sefaradíes…revolucionarios, antiguos y nómades…capitalines y provincianes… Todos iguales en esas necesidades: Un abrazo y un aplauso. Estas breves palabras sintetizan mucho de nuestro avatar cotidiano. Salimos al mundo a asistir recíprocamente nuestros niños interiores. A buscar día a día la atención de esas dos carencias, hagamos lo que hagamos y estemos

Grandes cambios en la vida afectiva.

Habitamos tiempos de enormes cambios en la vida vincular. Novedades hasta hace poco impensadas o imposibles, son el preludio de más y nuevas trasformaciones. Vemos frecuentemente  que la vida sexual se separa de la pareja y se vive con espontaneidad e inmediatez,  prescindiendo tanto de la pregunta por los sentimientos, como por el día después de la relación. Palabras como “prematrimonial”, “concubinato” han desaparecido del lenguaje, y  “matrimonio” o “compromiso”, suenan  añejos. La virginidad es más una carga que un valor a preservar.  Los divorcios son la regla y hasta la iglesia se anima al necesario debate sobre el tema. Son los gays, los que ahora se preocupan por casarse, mientras son habituales las conductas ambiguas para la orientación sexual. Nuevas leyes y nuevas costumbres.                                  Tiempos del poliamor… Aparecen parejas de más de dos miembros, parejas “desparejas” de edad, parejas con personas de distinta nacionalidad y de culturas y cre

Duelos: Aprender a decir adiós.

En el camino de crecer y madurar, muchos aprendizajes nos desafían. Así como es necesario aprender a comer, caminar, leer y escribir, tenemos que aprender a decir no , a pedir, a tomar decisiones, y tantas otras cosas necesarias e importantes para nuestro desarrollo. Dentro de estos aprendizajes, uno de los más difíciles, a la vez que destacados, es el de saber decir adiós . Aprender a soltar, a despedirse, a dejar lo que se va, resulta esencial para la vida, dado que es ésta dinámica y la experiencia de dejar y ser dejado, es parte de la cotidianeidad. Las cosas y las personas, las etapas y los entornos, y también nosotros mismos, nos estamos yendo, estamos cambiando, y abriendo paso a novedades, mejores o peores, pero básicamente distintas. Dentro de las despedidas, la muerte, parte inseparable de la vida misma es tal vez el desafío mayor. Aceptar la finitud, propia o cercana, es un aprendizaje a obtener y a enseñar. Las características de los procesos de duel

Claves para la comunicación afectiva.

El intercambio de las emociones, vivencias y necesidades resultan esenciales en la   realización de la vida vincular. La adecuada transmisión de afecto y reconocimiento, así como de los contenidos íntimos, las carencias y vulnerabilidades,   dan energía a las relaciones importantes, las enriquecen y suman a su trascendencia. Estas relaciones, que son no más que un puñado en cada uno, constituyen la red de afectos que nos sostiene y sostenemos, por lo que la adecuada fluidez emocional   es allí de saludable importancia. La función de contacto referida, tan cara a los gestaltistas, es la médula de la vida afectiva La vida vincular y la aceptación de características dispares y diferencias, no es sencilla y es aprendizaje a lograr. A menudo por bloqueos personales e   inhibiciones actuales o pretéritas, o por estilos culturales aprendidos,   esta comunicación suele verse dificultada, interrumpida, o torna trabajosa, desviada o reprimida, empobreciéndose así   la vida vincular