Ir al contenido principal

Duelos: Aprender a decir adiós.



En el camino de crecer y madurar, muchos aprendizajes nos desafían.

Así como es necesario aprender a comer, caminar, leer y escribir, tenemos que aprender a decir no, a pedir, a tomar decisiones, y tantas otras cosas necesarias e importantes para nuestro desarrollo.
Dentro de estos aprendizajes, uno de los más difíciles, a la vez que destacados, es el de saber decir adiós.

Aprender a soltar, a despedirse, a dejar lo que se va, resulta esencial para la vida, dado que es ésta dinámica y la experiencia de dejar y ser dejado, es parte de la cotidianeidad.
Las cosas y las personas, las etapas y los entornos, y también nosotros mismos, nos estamos yendo, estamos cambiando, y abriendo paso a novedades, mejores o peores, pero básicamente distintas.
Dentro de las despedidas, la muerte, parte inseparable de la vida misma es tal vez el desafío mayor.
Aceptar la finitud, propia o cercana, es un aprendizaje a obtener y a enseñar.

Las características de los procesos de duelo, son influidos por la historia y la personalidad, así como por las circunstancias de las pérdidas y nuestra subjetividad.
Es importante no transcurrir el duelo solo o en silencio, y compartir la difícil tarea de aceptar y expresar las emociones, de encontrar nuestro apoyos internos y externos y de reestablecer a su debido tiempo, la capacidad para volver a amar… porque los duelos, son parte misma del amor que tenemos a lo que nos toca soltar.

El duelo es una construcción personal, un desarrollar y saber un estilo propio, una composición individual, que responde a ese particular desafío de la vida.
Conviene entonces explorar conocer y prepararse, así como enseñar a nuestros hijos, a decir adiós.




                                                                                       Dr. Claudio P. Casas*
                                                                                       Médico Psiquiatra
                                                                                       Psicoterapeuta gestáltico
                                                                                       cpcasas@intramed.net


*Autor de "Duelos: Cómo superar el dolor". Editorial Paidós.

Comentarios

  1. Madre Mía, que difícil tarea, claro que si totalmente necesario

    ResponderBorrar
  2. Gracias Claudio,con simpleza y claridad nos contas a cerca de esta dificil y necesaria tarea. Aprendi con el tiempo a acompañar lo inevitable,a no hacer fuerza para retener si veo o siento q es hora de partir o de que algo o alguien parta....y descubrí que hay hermosura en esa tarea....acompañar el decir adios ,acompañar a quienes se van y acompañarnos en el proceso....

    ResponderBorrar
  3. Me pareció muy claro y será bueno aprenderlo, ya que hay muchas personas y situaciones a las que tenemos que decirles adiós a lo largo de la vida.. ya sea porque nosotros lo elegimos o por la decisión de un otro...

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

  Amo como se estila o amo como lo siento? El amor y las formas de amar, han sido temas y cuestiones, seguramente en todas las épocas: Cómo se ama, cómo se estila o debe amarse, cómo se usa, cómo se espera… Las culturas, los modos vigentes, las religiones, lo jurídico, los modelos y mandatos familiares, y tantas otras influencias, han delineado las formas y han teñido cuando no signado, los desarrollos vinculares. Hubo tiempos de monarquías, de Romeos y Julietas, tiempos de amores griegos, de anorexias y tragedias, de pedidos de mano y patrimonios para ostentar, (“buen partido”) y carrozas florales. Hoy escuchamos: “Lo bloquié (sic), me clavó el visto, me dejó plantada, la vi con otro”. Y ya. Todo cambia dice la canción. Pero no cambia que hay modos y estilos vigentes, circulantes, admitidos, asumidos… pero que no son propios . Y a esto quería llegar: El amor (o los amores, porque cada uno y cual es diferente, aunque sigamos en singular) es sentimiento y pasión, producto y c
  Incertidumbre y sufrimiento en estos tiempos... ¿Qué podemos hacer? Seres sensibles, vulnerables… así somos, así estamos. Tiempos de novedades, inesperados , por los que somos atravesados y a la vez generamos y transcurrimos… así es hoy. Tal vez no sea nuevo, pero si es de novedades y novedoso, intenso, en sus ingredientes y avatares. La nueva velocidad, la tecnología, el auge de las drogas, la amenaza ecológica, la inteligencia artificial, la pandemia, se agregaron a las guerras, la desigualdad y la tensiones “naturales” de la lucha por el poder. La sociedad “líquida”, flexibilizó los códigos, los acuerdos, las presuntas seguridades y todo cambia y puede cambiar… y sorprender de nuevo. Tiempo disruptivo, escándalo, fuera de marco y concepto, de incomodidad, de individualismo, de disloque. La capacidad cerebral y cognitiva de adaptación, es desafiada una y otra vez, y el insomnio, el stress, y la ansiedad, que pueden cambiar de nombres y enunciados, se padecen como
¿Aún quedan almohadas de dos plazas? Desafíos contemporáneos en la vida amorosa                                                  Los vínculos actuales, transcurren con un grado de transformación vertiginoso e inusitado. Las palabras pareja, matrimonio, convivencia o amigovio, dejan paso más frecuentemente a un “estamos”, o simplemente a nada… Los vínculos (llamémoslos así a los fines de esta nota), responden desde siempre a muchos condicionamientos que los diseñan y los transforman. A diferencia de los animales, la pareja, tal como la conocemos, es un producto típicamente humano, con fuerte impronta socio cultural y propia de cada época. Es otro ámbito en que lo humano se fue apartando de la naturaleza. Haciendo una breve reseña de lo reciente, en los años 60´ con la píldora anticonceptiva, el sexo se divorcia (oportuno aquí este término) de la reproducción y despliega otras posibilidades. El deseo y el placer se pudieron reconocer como legítimos. Luego